jueves, 9 de febrero de 2012

UN MUNDO SIN MIEDO

Una pincelada de los valores  del juez Baltasar Garzón

Son tantas las historias y las injusticias relatadas que, de alguna forma, quedaron grabadas en mi memoria infantil y decidí hacer algo para que esa etapa de la guerra civil española no volviera a repetirse.
              Esa toma de posición, así como mi Paso por el seminario (del que guardo un sabor agridulce), influyeron para que optara por la carrera de derecho. Y luego por la profesión de juez.
            Debo reconocer que para mi dejar Jaén e irme a Sevilla era toda una aventura. Si a esto unimos mi natural timidez y el miedo a llamar la atención, por desconocer las reglas sociales de la época, es fácil imaginar cómo fue mi entrada en la universidad.  Los dos primeros meses  no hablé con nadie. Tenía pánico a que me preguntaran a que se dedicaba mi padre, en que trabajaba.
              Aun me arrepiento de cuando me hacían la pregunta fatal no fuera capaz de decir lisa y llanamente “que mi padre despachaba gasolina en una estación de servicio llamada Cerro del Fantasma”.
             Aquello duró poco. Tras una auténtica auto crítica, decidí que por nada del mundo cambiaría ni un solo segundo de mi vida y del amor de mis padres. Yo pertenecía a mi gente: Trabajadores y honrados campesinos para los que darse la mano era un compromiso más firme que cualquiera escritura notarial.
Así me habían educado, y así debería mostrarme siempre.
Una forma de vida que transmito a mis hijos: Tolerancia, disciplina, responsabilidad, respeto a la ley, solidaridad con el más débil, convicciones democráticas y la firme creencia de que la violencia no es ninguna solución.
Yo inicié mi construcción de persona trabajando de albañil o camarero, y ayudando a mi padre a despachar gasolina por las noches, estudiando en ratos libres de la madrugada y acudiendo a la facultad por las mañanas.
“La diversión responsable y una buena dosis de deporte son elementos fundamentales para la formación del carácter y el éxito posterior”.
         No entiendo la profesión de juez sino en forma vocacional. Ese fue mi caso. Nunca pensé en lo que iba cobrar. Nunca he protestado por lo que cobro. Incluso  creo que muchos no se ganan el sueldo que les pagan.
         No me gusta el tipo de jueces de horario de mañana y que, por la tarde o incluso en horas laborables, se convierten en preparadores de oposiciones, para la que no piden la compatibilidad ni declaran a hacienda lo que ganan. Estas actitudes son anti-vocacionales. Son secretos a voces, a los que nadie pone coto y previsiblemente nadie lo hará.
          Mi entrega vocacional tiene un coste personal y familiar que pesa sobre mí como una losa. Aurora, mi hija, con catorce años, casi ha crecido en la clandestinidad, toda su vida rodeada de medidas policiales, compartiendo y adolescencia con agentes.
Mi hijo Baltasar lleva como una pesada carga su nombre y apellido. María es la más responsable y seria.Mis hijos son mi vida.
Cuanto se reirán hoy los NARCOS, TERRORISTAS, FASCISTAS, DICTADORES, CORRUPTOS, ETC….. 
Garzón  te tenían muchas ganas, por fin lo lograron. No te rindas


> Tribunal Supremo : Sentencia  al juez Baltasar Garzón por las escuchas de los abogados con detenidos del caso  Gurtel, con una pena de 11 años  inhabilitado a ejercer su profesión de juez. 
09 de febrero de 2012

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